Obra representativa de la arquitectura contemporánea que fue proyectada en la primera mitad de la década de 1970 por los arquitectos Carlos Ferrán, Eduardo Mangada y Enrique del Castillo. Muestra un interesante juego de volúmenes escalonados, con un variado uso de materiales y una acertada composición.

Se trata de un edificio destinado a viviendas de protección oficial de iniciativa privada con locales comerciales en planta baja. El esquema compositivo está determinado por un procedimiento de articulación por partes a las que corresponde un uso simultáneo de un lenguaje brutalista sustancialmente inédito hasta ese momento, no sólo en Andújar sino en toda la provincia de Jáen, por lo que esta obra se puede considerar casi un elemento excepcional representativo de este breve e interesante movimiento arquitectónico, que tanto éxito tuvo en los países anglosajones.

Su composición es un conjunto de volúmenes interseccionados y escalonados que se traducen en una variada distribución de viviendas difícil de adivinar desde el exterior y todas entrelazadas por un nucleo de comunicación con un diseño extraordinario y que hacen aún mas interesante y bello el caprichoso diseño del edificio.

El uso de materiales como el hormigón, la elección de soluciones de detalles como las carpinterías de madera, las rejas de acero, las altas chimeneas de ventilación, subrayan las ideas compositivas brutalistas.

El núcleo de comunicaciones se concibe como un elemento transversal en el edifico, concebido de forma cilíndrica, al que se asoman pasarelas circulares de cada planta que dan acceso a las viviendas, escaleras y ascensor.

Su visión no nos deja indiferentes, es novedoso, acertado y escultórico.